No se ha ido
el día
ni ha llegado
la noche,
tiempo de ojos
abiertos
hacia la
poesía constante,
extendido en
la pendiente escarlata
que arropa el
crepúsculo descalzo
sin voz
alguna.
Palmo a palmo
se mece la
mirada en los sueños
que han salido
de sus jaulas
detrás de los
azules del cielo.
¿Cómo no
abrigarse
en la calidez
gratuita?
¿Cómo no
acercarse
al claro
horizonte?
Sin embargo,
trata de
envolverme
lo oscuro que
inicia,
temo y dejo a
las palmeras
que canten
solas.
Me alejo y
compruebo
que mi
ausencia
no detiene la
urgencia del granate
y el tapiz
sigue valiente
coloreándose sin mí.
Todo el firmamento sin prisa,
sigue con su ropaje.
Poema del libro "Con hilos de soles y lunas"
Susana Jiménez Palmera ©
Apidama Ediciones 2016